Entiendo lo que dices, Alfonso. Supongo que aquí también nos desahogamos. Después de Navidades muchos volveremos al trabajo y a nuestras rutinas.
Ahora, con más tiempo para pensar, el enfado es mayor, y lo peor es la sensación de impunidad de la empresa y de tener las manos atadas: si esto explota, nos quedamos sin nada. Al final solo queda el pataleo… y ellos lo saben.

Y es que pienso que el proecto es bueno, que son ellos los que no creen en el y por eso siguen la linde de la especulacion. Crea un proyeco atractivo, cebalo con  noticias y filtraciones para que la gente entre alto y salgan en perdidas.

Incluso les he felicitado por ir cumpliendo los compromisos. Pero les ha faltado lo mas importante, ls fondos, los BTC y la transparencia. Y, ¿Ahora qué?

Cuando estuve en Alicante en septiembre intenté ponerme al día sobre la estrategia. Les trasladé que quizá la apuesta era demasiado alta, ya que los BTC se iban a adquirir mediante conversión de bonos y ese volumen de capital no se podía asumir en el día a día. La respuesta fue que esa compra la asumirían fondos.  ¿Dónde están esos fondos?

En una crisis de reputación no se responde con mensajes optimistas ni con silencio. Se gestiona con control de daños: unificar el discurso, reconocer el malestar, aportar hechos verificables y marcar un plan claro. En redes conviene bajar el tono, escuchar más, responder poco y con precisión, y evitar alimentar la polémica. En estos momentos la comunicación no es para convencer, es para contener; si no hay estrategia digital, el relato lo construyen otros.